Hasta un vaso de cerveza puede ser parte de un instrumento musical de la agrupación musical Latin Latas, que hace suya la premisa de que "la basura no existe".
Stomp es un tipo de tema musical, con ritmo rápido, cuyo compás se acentúa golpeando el suelo con el pie. Fue muy popular en el jazz tradicional y en la época del Swing.
El uso en este tipo de composiciones de una progresión de ocho compases prototípìca, hizo que dicha progresión se conociera igualmente como "stomp progression". La progresión está basada en el último coro de la versión original para piano del tema "King Porter Stomp",1 donde los acordes para los últimos 10 compases son:
Son numerosos los temas de jazz que incorporan referencias a esta forma "stomp" de llevar el ritmo, siendo los más conocidos de ellos Stompin' at the Savoy,2 que popularizóBenny Goodman, el ya citado King Porter Stomp,3 de Jelly Roll Morton, y el tema del violinista Erskine Tate, Stomp Off, Let's Go!, aunque hay muchos otros.
De esta expresión, deriva el término Stomp off, que significa golpear el suelo antes de iniciar un tema, para dar el tempo adecuado.
Nuestro1 Himno Nacional surgió con humildes principios, en un modesto lugar, sin antecedente notable alguno. El hombre que concibió la grande idea apenas se dio cuenta de su prolongada resonancia en el porvenir.
Don José Domingo Torres era un simple aficionado al arte de Talía. Pasó su juventud en ardorosos proyectos teatrales, y perteneció a una compañía de comediantes bogotanos, con el espiritual Honorato Barriga a la cabeza, dejó simpático y duradero recuerdo en la ciudad.
Fue Domingo Torres en su juventud apuesto galán, que a la media noche, al pie de las rejas, hizo rasguear sonoros instrumentos en compañía de alegres enamorados trovadores.
La vejez lo sorprendió sin ochavo de reserva y murió como simple portero del Ministerio de Hacienda.
El amor a la patria por un lado, y por otro la velada y discreta lisonja hicieron que Torres, a propósito del 11 de noviembre de 1887, instara al maestro Oreste Sindici para que le pusiera música a un himno,cuya letra era del doctor Rafael Núñez. Torres rogaba y el maestro resistía. Al fin su esposa doña Justina Jannaut de Sindici, colombiana, venció las últimas dificultades del maestro. La esquiva inspiración brotó entonces en el alma del artista italiano como resonante catarata de notas gloriosas y ardientes. La imagen de la patria adoptiva, donde él tenía el dulce solar de sus amores, se presentó con toda su belleza a los ojos del maestro.
Vibraron al punto de este himno: el estrépito de las armas y los urras de combate, y se oyeron notas semejantes al grito del huracán que azota nuestras selvas y otras menos fuertes como las de torrente que salta escondida entre las breñas.
Este himno tiene: vida, calor, movimiento: notas que animan y exaltan el espíritu; arrogancia propia de un himno triunfal.
Nuestro Himno Nacional había surgido.
El 11 de noviembre de 1887 se cantó por primera vez en público, en un pequeño teatro de variedades improvisado en el antiguo edificio de la escuela pública de la Catedral. Al mes siguiente el 6 de diciembre de 1887 hacía estruendosa y solemne aparición oficial en el salón de grados, frente al Palacio de San Carlos; con asistencia del doctor Núñez, de todas las autoridades civiles, eclesiásticas, militares y los ministros del cuerpo diplomático.
Lo cantaron un coro de 25 voces con orquesta y dirigido por el maestro Sindici.
Circuló esta invitación:
"El ministro de Gobierno saluda a Ud. muy atentamente y tiene el honor de remitirle adjuntas dos boletas de entrada al concierto que en la noche del 6 del presente tendrá lugar en el salón de grados, con el objeto de estrenar un Himno Nacional. La función principia a las nueve.
Bogotá diciembre de 1887."
Tres años más tarde volaron sus notas hasta distantes países, después de vibrar triunfalmente en nuestros montes y llanuras.
En 1890 ejecutaron la música del Himno Nacional colombiano en Roma, Méjico, Lima, Caracas y Curazao. Casi un siglo careció Colombia de un Himno Nacional, y lo tuvo por casual concurso de circunstancias, no por encargo oficial. Ensayose sin ningún aparato; e hizo lentamente su camino hasta llegar al pueblo por medio de los niños de las escuelas primarias; sus fáciles melodías se pegaron a todos los oídos y hablaron a todos los corazones, y cuando llegó la celebración del centenario de la Independencia, el país se regocijó al tener una voz para expresar su gratitud y amor a los fundadores de la República.
Fue ungido con el entusiasmo popular.
En 1920 fue adoptado como Himno Nacional en ley dictada por el Congreso.
Autores Del Himno Nacional.
Rafael Núñez
Nació en Cartagena en 1825. Político, poeta, periodista, filósofo, jurisconsulto, estadista, fue elegido Presidente de la República en cuatro períodos: 1880 a 1882; 1884 a 1886; 1886 a 1892; 1892 a 1898. En 1885 Nuñez convocó el Consejo Nacional Constituyente que expidió la constitución de 1886. Nuñez murió en Cartagena en 1894.
Oreste Sindici
Nació en Roma en 1837. Llegó a Bogotá como integrante de una Compañía de Opera y decidió adoptar la nacionalidad colombiana. Casó con Doña Justina Jannaut, dama bogotana de ascendencia francesa, con quien tuvo tres hijos Oreste, Eugenia y Emilia. El maestro compuso la música el Himno Nacional sobre un poema del entonces Presidente de la República, doctor Rafael Nuñez. Murió en Bogotá en 1904. El Congreso Nacional expidió la Ley 89 de 1937 de honores a su memoria.
Jose Rozo Contreras
Autor de la transcripción del Himno Nacional adoptada oficialmente por el gobierno según Decreto Ejecutivo número 1963 de 1946. Nació en Bochalema, Norte de Santander, en 1894. Tras realizar estudios en Roma y en Viena, regresó al país para ser
Colombia tierra querida
Un siglo de música en Colombia: ¿entre nacionalismo y universalismo? Por:Egberto Bermúdez.
En 1894, en las páginas de la influyente Revista Gris, el joven violinista Narciso Garay lamenta la ausencia de "compositores nacionales" en nuestro país y clama por la necesidad de "un Chopin que depure los aires nacionales", a la vez que admite que la única forma de hacerlo es a través del "trato constante con los autores clásicos y los modernos más renombrados para procurar asimilarlos a la esencia de la belleza musical". Garay, quien pertenecía a una familia de artistas profesionales (nieto de un fino escultor y ebanista e hijo de Epifanio, el pintor), pone sobre el tapete las dos alternativas que habrían de constituir la encrucijada para los músicos colombianos de este siglo: el universalismo y el nacionalismo.
Sin embargo, tal vez esta no era la verdadera disyuntiva. Si nos preguntamos qué sabían hacer los profesionales (o los aficionados) de la música hace cien años, tenemos que responder que sabían más o menos tocar instrumentos y que estos eran viejos y la mayoría obsoletos y sin mantenimiento. Habían oído poco a Beethoven y Schumann y probablemente nunca a Wagner. Los pianistas sabían de Henri Herz y Chopin, algo de Listz y los otros instrumentistas iban sólo un poco más allá de las partes de partituras de opera. La escuela que conocían en cuanto a la música europea era la de la ópera y la música de baile. Su tradición era la de la música religiosa, trisagios, lamentaciones y salves que balbuceaban en el estilo del Stabat Mater de Rossini y alegres villancicos, remanente de la cultura colonial, que acompañaban con bandolas y guitarras y que cantaban con entusiasmo y hasta con verdadera convicción religiosa. Así pues ¿cuál universalismo y cuál nacionalismo? El primero apenas si lo conocían y el otro estaba apenas en ciernes.
Lo cierto es que sólo a comienzos del siglo XX se comenzó a conocer un repertorio internacional de música europea diferente a la de baile o a las transcripciones de trozos operáticos para piano, de marchas y piezas brillantes para banda y sencillas obras instrumentales de autores que hoy no figuran en ningún diccionario. La música local tenía el pasillo como bastión instrumental, para piano y grupo de cámara, y el bambuco como modelo de canción. Pedro Morales Pino había iniciado nuevas tendencias, adoptando la estudiantina de cuerdas española como formato instrumental y la poesía de inspiración culterana como texto. Igual hizo Emilio Murillo al usar el ropaje virtuosístico para sus pasillos y en respuesta a las quejas de Garay y otros muchos. Los pasillos y bambucos, predilectos de las tertulias y cenáculos literarios, constituían "la música nacional", que para muchos era la música por excelencia, la única que había.
En 1910, Murillo había sido el primer músico colombiano en hacer grabaciones en los Estados Unidos, aun antes de perfeccionarse el nuevo sistema ortofónico, y en el momento de conocerse éstas (pasillos, bambucos, el himno nacional) en Bogotá, Uribe Holguín organizaba conciertos con música de Fauré, Grieg y Debussy, unos meses después Lalo y Wagner y por último Glinka, Rimsky-Korsakov y Mussorgsky. Las fuerzas quedaban igualadas y la polémica sobre la música nacional se reavivó en la pluma de los intelectuales con el telón de fondo de la Gran Guerra. Las posiciones eran irreconciliables: por un lado Murillo y Guillermo Quevedo, xenófobos y empeñados en universalizar su provincialismo, y por otra parte Uribe Holguín, mejor conocedor de la música europea, pero prejuiciado y desinteresado por la tradición local. Sin embargo, había posiciones más equilibradas, y cuando en 1924 este último gana el Concurso Nacional con una obra nacionalista, compositores ya maduros como Gonzalo Vidal y Luis A. Calvo lo felicitan y comparten su triunfo.
En la segunda mitad de la década de los veinte se comienza a transformar el panorama musical colombiano con los intentos de integración política nacional y la consolidación de los medios de comunicación, aviación, periódicos y revistas, luego emisoras, y más tarde la creación del mercado del disco. Éstos y el entusiasmo transformador de los nuevos gobiernos liberales vieron proliferar canciones, danzas, pasillos, música de baile norteamericano (fox-trots, two-steps, etc); piezas de ocasión avivaron el fervor nacional en la guerra con el Perú y al final de la década en la Costa surgieron el porro y el fandango como la contraparte nacional a la reconocida música de baile cubana. Las polémicas entre Uribe Holguín y Antonio María Valencia sobre el Conservatorio Nacional ocupaban los periódicos e hicieron tomar partido a los músicos, pero no afectaron ese arrollador proceso.
El establecimiento de Discos Fuentes en Cartagena y su combinación con una orquesta y una emisora siguiendo el modelo norteamericano tuvieron gran impacto y pronto lograron que en Bogotá se abriera el campo a estos nuevos tipos de entretenimiento. Para el centenario de Bogotá en 1938, Adolfo Mejía ganaba un premio con una obra orquestal nacionalista, mientras que él y Alex Tobar, también músico práctico y compositor, tocaban en varias orquestas de baile, en la emisora Ecos del Tequendama, e impregnaban su música con las armonías del jazz y de las canciones de Broadway, una tradición que sólo perviviría con Jaime León después de los años sesenta. Aquí, sin embargo, se presentaban ya en el seno de la música popular serios desniveles internos, ya que los arreglos de Lucho Bermúdez o Alex Tobar y el nivel de Felipe Henao en el piano estaban lejos de la apenas convincente musicalidad de Garzón y Collazos o de Guillermo Buitrago. Para complementar el panorama, en esta coyuntura surgen también la Orquesta Sinfónica de Colombia y primera "fusión" musical colombiana, la rumba criolla de Emilio Sierra, Diógenes Chaves y Milciades Garavito, conciliación del bambuco y el pasillo con la rumba y los ritmos caribeños. La Sinfónica comenzó siendo dirigida por Guillermo Espinosa y tuvo en Olav Roots su más importante director. Por su parte, los ritmos caribeños (en especial el merengue) se arreglaron en medios campesinos del interior, repertorio explorado más tarde en la "carranga" de Jorge Velosa.
Jesús Bermúdez Silva, Antonio María Valencia, Fabio González Zuleta y el mismo Uribe Holguín y sus seguidores no participan de este auge musical. Se defienden (a veces uno del otro) como guardianes de los altos designios estéticos contra lo que consideraban vulgaridad y chabacanería y, tal vez sin quererlo, cortan las alas a una buena parte de sus potenciales sucesores. Habría que esperar a los años sesenta para que apareciera una nueva generación de músicos que pudieron estudiar fuera e intentarían oxigenar el convencional medio de la música académica. Atehortúa, Escobar, Jacqueline Nova, Germán Borda y otros capitalizarían el ensanchamiento del medio musical y hallarían su tribuna en la nueva Sala Luis Angel Arango, orquestas nuevas o remozadas con músicos extranjeros y las nuevas emisoras culturales. La música antigua (renacentista y barroca) aparece en escena gracias a la carrera internacional de Rafael Puyana, único intérprete colombiano que participó en tendencias internacionales como alumno de la celebrada Wanda Landowska; sus propuestas interpretativas para la música española e italiana, por su emotividad y alto nivel técnico, tuvieron gran acogida y hoy son vistas como una importante contribución a este movimiento.
La televisión abrió otros horizontes musicales, y los jóvenes buscaron modelos en el rock y el pop latinoamericano e internacional; de allí surgieron los Speakers y Oscar Golden, pero al mismo tiempo otros jóvenes alternaban el twist, Palito Ortega y Paul Anka con los compositores del renacimiento español e italiano, gracias a los Clubes de Estudiantes Cantores que, siguiendo el modelo del coro universitario norteamericano, se fundaron en varias ciudades del país (Bogotá, Bucaramanga, Barranquilla y Cali). Estos cambios no lograron tocar el problema fundamental, la falta de opciones musicales en la educación primaria y secundaria, vitales en el fortalecimiento de cualquier medio musical. Medellín no sólo descollaba en la industria textil: el terreno de los discos era también suyo (con participación de las empresas costeñas); gracias a buenos esquemas de promoción y distribución, logra integrar un mercado para la música colombiana de toda índole, porros, pasillos y bambucos, pasodobles y el incipiente vallenato y, a finales de los sesenta, nuevas tendencias como la música bailable "cachaquizada" de Los Graduados o Los Hispanos. Un neto crecimiento de la industria del entretenimiento y el avance de la radiodifusión permitieron esta expansión, que en esos años hizo explosión con las grandes orquestas de Lucho Bermúdez, Pacho Galán y Edmundo Arias, al igual que con el vallenato como género regional con pretensiones de nacional en los años setenta. El pop nacional obtuvo logros con los trabajos de Ana y Jaime, buena combinación de textos y convincente musicalidad.
El Conservatorio y las instituciones musicales del país hubieran podido participar en este proceso y no lo hicieron. Los prejuicios de quienes los orientaban y las falsas premisas del nacionalismo paternalista no permitieron darle a los músicos la formación que a nadie hubiera sobrado, ni al músico de banda ni al integrante de la estudiantina o el grupo de salsa o rock. Aquéllas siguieron produciendo muy pocos instrumentistas de calidad y la composición siguió orientada por nacionalismos de toda índole, el indigenismo de Jesús Pinzón Urrea, incursiones atonales y seriales "a la Ginastera" y también tendencias universalistas y abstractas como las de Roberto Pineda Duque o Germán Borda.
Las dos últimas décadas han visto la continuación de estos procesos enmarcadas en una creciente globalización y dependencia de las tendencias internacionales. La situación ha mejorado en cuanto a la calidad de la música popular y parece haber una articulación entre ésta y las instituciones musicales, ya que el rock, la salsa y el jazz cuentan hoy con instrumentistas de mejor formación. Por otra parte, las tendencias universales revivalistas y retro han redescubierto boleros, "chucu-chucu", cumbias y vallenatos primigenios, etc.
A finales de los ochenta, bajo la tendencia de la World music, también se redescubrió la música indígena y campesina que todavía sobrevive en el maltratado campo colombiano, pero cuyos testimonios más valiosos llevaban años empolvándose en algunas colecciones de grabaciones de campo, de muy poca difusión. Hoy, éstas han entrado a formar parte de una gran gama de opciones musicales que comparten las vitrinas de almacenes de discos con la música electroacústica, producciones independientes de compositores jóvenes, el rock progresivo, heavy metal o rap nacionales e intentos de reconstrucción de nuestro pasado musical. Sorprende el hecho de contar con una gran demanda de formación musical y con jóvenes que admiten con desenvoltura que desean hacer de la música su profesión. Sorprende también oír en foros cercanos a la educación y formación musicales las quejas de la falta de atención a "lo nuestro" y las ingenuas y absurdas propuestas de una educación musical dirigida por el viejo nacionalismo de que hemos hablado ¿Es posible que a puertas del siglo XXI nos estemos haciendo todavía las mismas preguntas?
Pueden dividirse en dos grandes tipos: música andina y música litoral. En ambas vertientes se encuentran rasgos de la cultura española, africana y amerindia. En la música andina suelen predominar las cuerdas guitarra, tiples, etc.) mientras en la música litoral predominan las percusiones.
Entre los géneros de música andina sobresalen el bambuco y el pasillo.
Colombia es conocida como «El país de los mil ritmos» aunque (ironicamente) tenga mas de 1025 ritmos folclóricos. Algunos de los principales ritmos son:
Aguabajo: Baile y canto de la región del Baudó, en el Chocó. Canto propio de los bogas. El baile es una especie de juego trenzado entre hombres y mujeres.
Chandé: es un aire musical folclórico originario de la Costa Atlántica Colombiana. Es un ritmo alegre y fiestero que hace parte de la idiosincrasia costeña y de los carnavales. Proviene de la fusión de ritmos indígenas con la música negra africana y se ejecuta de manera tradicional con una tambora, un tambor alegre, un tambor llamador, flautas de millo o gaitas. Al ser interpretado por una orquesta, la tambora sería reemplazada por un timbal (paila) o una batería, y los otros tambores por congas. es un aire musical folclórico originario de la Costa Atlántica Colombiana. El chandé es un baile de cortejo y no importa la manera del cortejo si no la forma en la que se demuestra. Ej: Te Olvide del Maestro Antonio María Penaloza Cervantes, uno de los grandes Folcloristas Colombianos, a él se le debe este ritmo.
Alabao: Canto fúnebre dialogado, también es utilizado como alabanza a los santos patronos.
Bambuco: El aire musical más popular de la región Andina de Colombia, como también el ritmo nacional más representativo y es emblema nacional. Ejemplo: El Trapiche (Emilio Murillo), Antioqueñita (Pedro León Franco), soy colombiano(rafael godoy).los instrumentos más usados son el tiple la guitarra y la bandola.
Bullerengue: Ritmo variante de la cumbia, de agitados ademanes, en el que las mujeres llevan el compás con la palma de las manos. Difiere de la cumbia por la coreografía.
Bunde chocoano: Aire folclórico del Litoral Pacífico, de procedencia africana.
Bunde tolimense: Mezcla de ritmos como la guabina, el torbellino y el bambuco. Ejemplo: Bunde Tolimense (Alberto Castilla), El Republicano (Luis A. Calvo), etc.
Contradanza: Baile muy popular al sur de la Costa Pacífica. Tiene gran acogida en los montajes de danzas típicas por su vistosidad y elegancia plástica.
Cumbia: aire folclórico más representativo del Litoral Atlántico de origen indígena y africano, ritmo de gran riqueza expresiva, las mujeres lo bailan con velas en la mano. Tiene variaciones según la región. Se baila en Barranquilla, Mompós, El Banco, Ciénaga, San Jacinto, Soledad, Sincelejo y Sampués. Ejemplo: Cumbia Cienaguera (Luis E. Martínez), El Alegre Pescador (José Barros P.), La Piragua (José Barros), Navidad Negra (José Barros), etc.
Currulao: Es el ritmo más destacado del Litoral Pacífico. Posee danza y canto con instrumental típico correspondiente, como: El Cununo, El Guasá y La Marimba. Ejemplo: Los Cununos (N. Lambuley), Mi Buenaventura (Petronio Álvares), Tormenta (Begner Vasquez Angulo), etc.
Chichamaya: Danza aborigen de la Guajira. Se manifiesta en las ceremonias o ritmos de iniciación a la pubertad. Danza de gran destreza y resistencia física, que se desarrolla en forma de pugilato y entraña un significado especial del matriarcado guajiro.
Danza: Baile del folclor Andino. Se relaciona la danza como una transformación de la contradanza europea y la habanera cubana. Ejemplo: Negrita (Luis Dueñas Perilla), etc.
Galerón: El baile y canto más antiguo del folclor de los Llanos Orientales. Su ritmo de gran utilidad en las labores de Vaquería y de frecuente interpretación en las fiestas llaneras. Ejemplo: El Galerón Llanero (Alejandro Wills), etc.
Guabina: Aire musical de los Departamentos de Santander, Boyacá, Tolima y Huila. Canto propio de las montañas, en que el grito, la cadencia y los calderones son características principales. Se destaca el festival Nacional de la Guabina en Vélez (Santander) como una de las fiestas más populares y auténticas de Colombia. Ejemplo: Guabina Santandereana (Lelio Olarte), Guabina Chiquinquireña (Alberto Urdaneta), Guabina Huilense (Carlos E. Cortés), Los Guaduales (Jorge Villamil C.), etc.
Joropo: El llanero colombo-venezolano llama joropo a las reuniones o fiestas donde se canta, baila y toca el arpa, el cuatro, las maracas o instrumentos típicos de la región. En el joropo las parejas bailan zapateando y cogidas. El canto son mensajes que expresan los valores propios de la raza llanera. Ejemplo: A sus horas, Ay, sí, sí (Luis Ariel Rey), Carmentea (Miguel A. Martín), etc.
Mapalé: Danza de origen africano que se baila en la Costa Atlántica y a las orillas del río Magdalena, de ritmo rápido, con palmoteo constante de los participantes y de marcada tendencia lúbrica.
Merengue: Popularmente en el Departamento del Magdalena, se toca con acordeón, tambor, maracas, y guacharaca.
Merecumbé: Creado por Pacho Galán, este ritmo musical es la mezcla del merengue colombiano y la cumbia del departamento del Atlántico, del nombre "merecumbé"; su tema más representativo es "Cosita Linda", grabado en 1954 y consolidado en 1955, esta pegajosa obra musical cuenta con más de 400 versiones en el mundo.
Pasaje: Joropo lento y cadencioso en el que los textos o letras son de carácter descriptivo, amoroso o lírico. Ejemplo: Ay! Mi llanura (Arnulfo Briceño), Luna Roja (Jorge Villamil C.), etc.
Pasillo: Aire musical del folclor andino derivado del vals. A principios del siglo XX se convirtió en el ritmo de moda de los compositores colombianos. Son muy famosos los pasillos: La Gata Golosa, Vino Tinto, Esperanza, Espumas, Chaflan, etc.
Porro: Ritmo más rápido que la cumbia. De ritmo monótono pero alegre. El porro antiguo se tocaba con instrumentos indígenas. El porro moderno es ejecutado con “bandas papayeras”.
Pregón: Canto popular del Litoral Pacífico, utilizado como mensaje o anuncio de mercancías en las ventas callejeras. Tiene una base melódica que acompaña un texto breve.
Rajaleñas: Coplas picarescas de los Departamentos del Tolima y Huila, en las cuales los copleros expresan sus sentimientos amorosos, su manera de vivir, sus problemas y ambiciones. Las coplas son interpretadas con flauta, tiple, tambora y carangano.
Sanjuanero: Aire folclórico del “Tolima Grande”. Mezcla de Bambuco y Joropo, de ritmo agitado e interpretado con especial alegría en las fiestas de San Juan y San Pedro.
Seis: Variedad musical del joropo. Algunos nombres del seis: Seis por derecho, el Seis por numeración, el Seis figurado y el Seis corrido.
Torbellino: Danza y canto representativo de los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Santander. Ritmo usado en las romerías, bailes, fiestas patronales, viajes y correrías. Con la melodía los campesinos expresan en forma sencilla sus sentimientos religiosos, sus amores, como también la descripción del paisaje. Ejemplo: Del otro lado del río (Milciades Garavito), Tiplecito de mi vida (Alejandro Wills), Viva la fiesta (Luis María Carvajal), etc.
Vallenato: Aire musical originario de Valledupar. El vallenato reúne al paseo, el son y la puya. Es importante el carácter narrativo de los cantos de amor o descripciones de personas. Su interpretación con acordeón (instrumento importado), caja y guacharaca, (instrumentos autóctonos).
También está el folclore típico de los Llanos Orientales, que ha adquirido importancia por la constate migración e intercambio cultural con los habitantes de esta región hacia laCapital de la República. El ritmo más sobresaliente es el joropo, también característico de la música venezolana.
La música en Colombia, como la mayor parte de las manifestaciones culturales del país está influenciada por los elementos España Español, amerindio Indio y África Africanoque formaron la etnografía de esta nación. En tiempos recientes, la música de Colombia ha sido también influenciada por otras corrientes latinoamericanas, caribeñas y anglosajonas, principalmente. La gran cantidad y diversidad de influencias han constituido a la música colombiana como una de las más ricas de la región, llevando en años recientes a la exportación de gran cantidad de artistas, reconocidos no solo a nivel latinoamericano sino de talla mundial, tales como : Rodolfo Guzmán, Maira Roa, Shakira,Juanes, Herencia de Timbiquí, Sara Tunes, Carlos Vives. las tipicas de colombia es el floclor
== Primeros Artistas Colombia ==Los Mas importantes Varios artistas Colombianos, gracias a su talento y la dedicación, abren las puertas a nuevas figuras que hoy en día son representadas por diferentes productores del medio artístico. Si bien El Club del Clan fue un programa colombiano de radio que después pasó a la televisión y que se dedicaba a impulsar nuevas estrellas de la canción, el programa tomó su nombre de un espacio de la televisión argentina con idéntica función.
El Club del Clan empezó en 1966 como espacio radial en Radio Todelar. Gracias al cual surgieron figuras como Mariluz, Vicky, Óscar Golden, Harold, Jairo Alberto Bocanegra Colombia y Esperanza Acevedo. El director del programa era Guillermo Hinestroza, quien también le abrió la puerta a otras voces como Claudia de Colombia (Gladys Caldas) y Emilse. Este grupo de artistas hacían parte de lo que se conoció como la generación ye-yé. El programa de televisión era simplemente el complemento al programa radial ya que conservaba el formato de nuevas figuras y estas se intercambiaban saliendo en ambos medios. Se mantuvo hasta 1969 emitiéndose cuatro veces a la semana presentado por hermano Eduardo Sarmiento y Álvaro Sarmiento. En el programa televisivo se presentaban figuras como Los Flippers, The Speakers, Lyda Zamora, Harold y Billy Pontoni(Guillermo García) junto a los que habían surgido del programa radial.
Finalizado el programa y la onda ye-yé, los artistas que habían nacido a raíz del El Club del Clan se disgregaron y comenzaron carreras independientes. Muchos de ellos se inclinaron principalmente por un nuevo movimiento llegado de Europa, principalmente de España e Italia llamado la balada romántica y tal vez fue allí en donde algunos como Claudia de Colombia encontraron su máxima fama. Otros como Jairo Alberto Bocanegra1 grabaron con la CBS o como es el caso de Los Speakers se redirigieron hacia el rock que era una corriente musical menos influyente en el panorama nacional.
Desde los años sesenta se gestó un movimiento musical inspirado en el rock británico y estadounidense, además de la música ibérica, llamado La Nueva Ola, aunque antes de la Nueva Ola, los Danger Twist, los Daro Boys y los Daro Jets grabaron en discos Daro.
En los años 1980 cuando por fin las disqueras y las emisoras miran tímidamente a los nuevos grupos. Los más reconocidos de este boom del rock en español en Colombia fueron Compañía Ilimitada, Pasaporte, Ekhymosis (cuyo vocalista era el ahora cantante de pop Juanes), Aterciopelados, Kraken, 1280 Almas, Darkness y La Pestilencia (el máximo representante del punk en su tiempo). A nivel underground se destacaron grupos de culto como Las Asquerosas Morcillas Rodantes cuya música circuló en casetes piratas por la escena bogotana.
Ya en la última década del siglo XX maduraron proyectos que desde hacía un par de años comenzaban a dar sus frutos. Aquí aparecen bandas con una gran acogida del público como La Derecha.
La cultura de los recitales multitudinarios es muy notable en Colombia. Hay verdaderas bandas de culto que son seguidas por todo el país por sus fans, acompañados de trapos y banderas.
Gracias a este movimiento, que se esparció por toda Bogotá y por las principales ciudades del país, se dio inicio en 1995 al Festival Rock al Parque, que tenía como fin impulsar toda esta serie de bandas a otras latitudes.
Uno de los hechos importantes de los últimos años es la popularidad del punk (representado actualmente por bandas como IRA y Nadie), que ha abierto el camino al neo-punk, que practican bandas como Pornomotora, Popcorn, El Sie7e, AltoasaltO o Tr3s de Corazón.
Los tres principales centros de la contracultura en Colombia son Bogotá, Medellín y Cali, de donde son famosas sus bandas de metal, punk y ska, respectivamente.
Después de Rock al Parque, vale resaltar en Festival Internacional Altavoz en Medellín, que desde 2004 se realiza en la cancha de la Selección Antioquía (Estadio Cincuentenario) y que ha contado en tarima con bandas de la categoría de Bersuit, Exodus, Kreator o Jaguares, entre otras.
Jazz colombiano
Al igual que sucede en otros países latinoamericanos, la música en Colombia, durante el siglo XX, ha tenido influencia del jazz y del latin jazz como Papà Bocò, pero también, ha habido una importante fusión del jazz con géneros autóctonos tales como el pasillo, el bambuco, la cumbia, el porro, etc. Autores como Enrique Luis Muñoz Vélez, en su texto "Jazz en Colombia. Desde los alegres años 20 hasta nuestros días", destaca al jazz como un género que hace su incursión en el país desde la década de 1920, a través del contacto de músicos colombianos con músicos de otros lugares del mundo.4 Es así que, desde la década de 1920 van surgiendo orquestas de jazz en ciudades caribeñas comoBarranquilla, Cartagena y Ciénaga, popularizando un género que, al poco tiempo, va a llegar a ciudades del interior, como Bogotá, Cali y Medellín.5 A partir de esta época el jazz, en el país, se difundiría a través de medios como la radio, el cine y los clubes sociales. Grupos musicales como Monsieur Periné que han fusionado el jazz y el swing con percuciones tipicas del país.
Cabe destacar que en Colombia, en la actualidad, se realizan distintos festivales de jazz. Entre ellos está el festival de Jazz al Parque, evento de carácter gratuito que se realiza en Bogotá desde 1996. También se tienen festivales que reúnen músicos y exponentes del jazz colombiano e internacional, tales como el Festival de Jazz del Teatro Libre de Bogotá (El más antiguo del país), el Festival de Barranquijazz en Barranquilla, el Festival Ajazzgo en Cali, el Festival Medellín de Jazz y músicas del mundo, Pasto Jazz, entre otros.
Música clásica
La música clásica se ha convertido en un fenómeno en continua expansión en Colombia. Bogotá cuenta con su Orquesta Filarmónica (acreedora del premio Grammy Latino 2008) y el grupo musical juvenil Batuta. Medellín cuenta con el programa "red de escuelas de música de Medellín" donde se le brinda la posibilidad a niños y jóvenes de formar parte del mundo de la música clásica. Además cuenta con la Orquesta Filarmónica de Medellín y la orquesta La Sinfónica de Eafit. El país ha dado algunos nombres importantes: en la interpretación lírica, sobresalen Valeriano Lanchas y Martha Senn. En el área pianística destacan figuras como Blanca Uribe, Teresita Gómez, Pilar Leyva Durán, entre otros. También cabe mencionar a compositores notables como: Blas Emilio Atehortúa (1943); Jesús Bermúdez Silva (1884-1979); Luis Carlos Figueroa (1923); Fabio González Zuleta (1920); Juan de Herrera (1665-1738); Pedro Morales Pino (1863-1926); Mauricio Nasi (1949); Jacqueline Nova (1935-1975); Roberto Pineda Duque (1910-1977); Guillermo Uribe Holguín (1880-1971); Antonio María Valencia (1902-1952); Francisco Zumaqué (1945); Maruja Hinestroza de Rosero (1914-2002).
Hay un movimiento contracultural fuerte, con géneros contestatarios como el punk, que en Colombia ha sido bastante influenciado por el punk obrero español y argentino principalmente. También hay una importante ola de bandas que siguen la línea y el estilo de los Rolling Stones (rolingas), creando un verdadero escenario urbano de recitales y pintadas, costumbres todas muy marcadas en la juventud sudamericana.
Algunas músicas tradicionales como el vallenato, han sufrido en los últimos años un sincretismo con otros ritmos más modernos. Un exponente de esta tendencia es el reconocido artista Carlos Vives, que mezcla elementos del rock y el pop con el vallenato tradicional de la costa caribe colombiana.
Colombia no ha sido ajena a la difusión del rock and roll y la música pop.
Andrés Cepeda es un cantante y compositor colombiano. Nació en Bogotá el 7 de julio de 1973 y comenzó su carrera musical como la voz principal de Poligamia, un grupo de Rock latino - pop que él fundó con algunos amigos en su adolescencia y que tuvo éxito en la década de 1990. Después de que Poligamia fuera disuelto, Andrés Cepeda continuó con su carrera musical como solista intentando encontrar éxito en diversos géneros musicales tales como bolero y balada entre otros géneros románticos. Fue nominado por su álbum "Para amarte mejor" al premio Grammy Latino en la categoría "Mejor álbum vocal pop masculino"
Juanes
Juan Esteban Aristizábal Vásquez (Medellín, nació el 9 de agosto de 1972), conocido como Juanes, es un cantante, compositor, arreglista y activista colombiano de Pop y Rock en español que fusiona diversos ritmos musicales. Es además un declarado activista de causas sociales y humanitarias. Su nombre artístico, Juanes, es el apodo con el que era llamado en la infancia en su familia y surge de la unión del primer nombre y la primera sílaba del segundo. Juanes pasó parte de su infancia en el municipio de Carolina del Príncipe (norte de Antioquia, Colombia) y posteriormente en Medellín.
Juanes ha vendido en su totalidad más de 12 millones de copias en todo el mundo de sus cuatro álbumes, siendo uno de los cantantes más vendedores de la música en español.